29/9/08

Águila Roja y el 11M

por Joan Valls

Sentencia sin arma del crimen, sin ideólogos, sin cadenas de custodia probadas, sin relación con Al Qaeda. La travesía se presume larga, con pocas cartas de navegación, pero con una esperanza a prueba de huracanes. Prácticamente nada iba a terminar o empezar el 31 de octubre de 2007. Y, sin embargo, la sentencia puede abrirles los ojos a muchos españoles. Se trata de profundizar en las contradicciones y falsedades, una y otra vez, hasta desenterrar la mentira del mar.

Lo que sí terminó ayer es una etapa para muchos de los que todavía confiaban en el Partido Popular, tras el cobarde y vergonzoso desmarque de Acebes y Rajoy horas antes de conocerse la sentencia. Hay hechos que marcan un antes y un después; que te hacen perder el poco respeto que sentías por un político. Si estos individuos logran hacerse con el Gobierno en marzo de 2008, lo único que se podrá esperar de ellos es una menor capacidad destructiva que la de los socialistas de Rodríguez. Pero va a ser difícil confiar en un apoyo institucional a la búsqueda de la verdad del 11M. Y, si asumimos esto, entonces tendremos que plantearnos horizontes mucho más lejanos para una nación corrompida hasta la médula.

Para estos pobres apátridas aspirantes a su cuota del Turno Pacífico, tristes repeticiones postmodernas de un Águila Roja, quizá sea conveniente repasar este párrafo de El nacimiento del mundo moderno, de Paul Johnson. Que lo hagan hoy mismo o dentro de un año, cuando disfruten de las comodidades de su plantación en Alabama o de su oposición vocacional:

“En adelante, todo fue cuestión de aplicar el terror, quemando también aldeas, confiscando provisiones y destruyendo cosechas, pero Jackson también construyó fuertes y abrió caminos. El 18 de abril de 1814, Águila Roja, lo que más se parecía a un jefe supremo entre los creeks, se rindió con otros líderes (…) Jackson perdonó la vida de Águila Roja porque era útil para persuadir a otros de que se rindiesen, y para evitar una guerra de guerrillas. Se concedió a Águila Roja una amplia propiedad en Alabama, donde, lo mismo que otros plantadores indios que tuvieron éxito, poseía una multitud de esclavos negros; de tiempo en tiempo, Águila Roja visitaba a Jackson en el Hermitage.”

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