30/10/08

El dilema de las Reducidas

Imagine que decide hacer una quiniela con un presupuesto de 4,5 euros, es decir, nueve apuestas, a 0,50 euros cada una. Tras analizar el boleto, concluye que, de los catorce partidos (el 15 no permite dobles o triples), cuatro encuentros son especialmente difíciles de pronosticar. Uno de los sistemas del método reducido le permite utilizar cuatro triples (81 posibilidades). El precio de esos cuatro triples, en el método directo, sería de 40,50 euros, pero al optar por la reducción, baja a 4,50 euros. Eso implica que usted se asegura acertar tres de los cuatro triples, pero las posibilidades de que acierte los cuatro triples son una de nueve, ya que una tabla de resultados le ofrece nueve combinaciones posibles de esas 81. Por el contrario, si opta por dos triples directos por el mismo precio, los otros dos partidos que no jugará a triple tendrán, también, una posibilidad entre nueve de acertarlos. Aquí llegamos al dilema de las reducciones: ¿Qué es más conveniente, la reducción, que nos asegura tres de los cuatro partidos, aunque el azar (una posibilidad entre nueve) será el que decida el cuarto triple, o nuestra decisión en los dos partidos sin triple, con también una posibilidad entre nueve de acertarla? En ambos casos jugamos la misma cantidad, pero en la reducción cederíamos ambición y albedrío a cambio de seguridad, mientras que en el método directo conservamos nuestro poder de decisión sobre los resultados esperados. Dicho de otra manera, aquellos que juegan a las reducciones aspiran a una quiniela de 13, mientras que los del método directo van a por los catorce.

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